domingo, 8 de mayo de 2016

Restringiendo la oración?


"El secreto de la verdadera oración es olvidarte de las cosas que crees que necesitas...
al orar, pasas por alto tus necesidades específicas tal como las ves y las dejas en Manos de Dios. Ahí se convierten en los regalos que Le haces, pues Le dices que no antepondrás otros dioses a Él ni que quieres otro amor que el Suyo. ¿Cuál podría ser Su Respuesta sino tu recuerdo de Él? ¿Puede esto cambiarse por un insignificante consejillo para un problema de apenas un instante de duración? La respuesta de Dios es para toda la eternidad, sin embargo, todas las pequeñas respuestas están contenidas en ella.

Orar es hacerse a un lado, un abandonarse, un momento de sosegada escucha y amor. No debe confundirse con súplicas de ninguna clase, ya que es una manera de recordar tu santidad...

... ¡Imagínate lo que significa ayudar a Cristo a curar! ¿Puede haber algo más santo?.. No pidas curación parcial, ni aceptes un ídolo en lugar del recuerdo de Aquél Cuyo Amor nunca ha cambiado ni cambiará jamás. Eres tan querido para Él como lo es toda Su creación, pues ésta se encuentra en ti como Su regalo eterno. ¿Qué necesidad tienes de sueños cambiantes en un mundo triste?..

...Primero perdonas, luego oras y de ese modo te curas."

S.1.I.4,5:1-2, S.3.IV.3:1,2,4-6;4:1