martes, 27 de septiembre de 2016

¡Maldita Sea!


¡Cuántas veces nos sentimos injustamente tratados y, sin ni siquiera dudarlo, nos revolcamos en las razones que percibimos como causa de nuestro dolor!
No obstante, si quieres salir de tu sufrimiento, has de aprender a ir más allá de las 'causas' obvias o no podrás saber que eres tú, quien en una forma sutil y retorcida de ataque, accedes a retozarte en tu papel de víctima.

Por algo nos recuerda Jesús en el Curso:
"Si algo te puede herir, lo que estás viendo es una representación de tus deseos secretos. Eso es todo. Y lo que ves en cualquier clase de sufrimiento que padezcas es tu propio deseo oculto de matar." UCDM
Es con la práctica del perdón que te da el entrenamiento mental que te obsequia el Curso, con el que desarrollas el olfato para saber que detrás de las injusticias que percibes se encuentra una decisión propia por el dolor que ahora te agobia. Decisión que puedes revocar.
¿Cómo?
Por muy increíble que te parezca, eres responsable de todo lo que te ocurre y de la manera en como lo percibes (interpretas)
No es ésta una información que deba ser usada para sentirte ahora peor o más culpable. Si bien la forma de la situación no tiene porqué cambiar, sí que te puedes permitir ser enseñado que esa situación tampoco tiene el poder de arrebatarte la paz. Si parece tenerlo, es porque se lo has dado.
No podrás ser enseñado mientras insistas en que las causas son las que percibes (estás evadiendo dar los pasos que te llevarán a ver tu total responsabilidad)
Suspende un momento tus juicios al respecto. Recuerda que en ti hay Alguien que sí sabe lo que ocurre. Es Su interpretación lo que en verdad necesita y no la solución que tu deseas.
Elige de nuevo. Es mejor no tener razón y ser feliz.