martes, 5 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: Aprender a responder con amor a los ataques

Pregunta#381: En la respuesta a la pregunta #58, estableces que Un Curso de Milagros nos pide que respondamos con amor cada vez que alguien tenga un estallido de ira independientemente de la intensidad o de la forma que tome, y que si nuestra respuesta es cualquier otra que no sea amor, sepamos que es el ego quién ha respondido. ¿Cuál podría ser la respuesta amorosa a un supervisor que te grita enfrente de otros y que, a la par de su trato degradante, te arroja una pila de documentos sobre tu escritorio? También nos dices en la respuesta a ésa pregunta que debemos estar atentos de cualquier sentimiento o reacción subyacente. Me doy cuenta de que necesito alguna orientación específica para poder lidiar con esta situación. Estoy seguro de tener esa dosis de buena voluntad que se requiere para que podamos ser ayudados y, sin embargo, no estoy seguro de lo que tengo que  hacer para que se nos ayude.
¿Qué tan responsable soy de tener a alguien como él en mi vida? ¿Qué tan responsable soy de que me sucedan cosas malas?

Respuesta: Una de las primeras  cosas que tenemos que tener en cuenta al trabajar con el Curso, es que éste nos enseña en diferentes niveles. Aunque Jesús es consciente de que estamos soñando con una multitud de experiencias en la forma, él le está hablando a la mente; para ser más específicos, Jesús le está hablando a la mente y recordándole su poder para elegir. Este es un Curso acerca del contenido (la mente) y no acerca de la forma (cuerpos). Sin embargo, mientras estemos convencidos de que somos cuerpos y que nos encontramos en el mundo interactuando con otros cuerpos, no nos será nunca de utilidad intentar responder a una situación específica de nuestras vidas desde el nivel metafísico de la enseñanza del Curso. Los principios del Curso a los que haces referencia en la respuesta dada a esa pregunta anterior, conciernen a la explicación que hace el Curso de algo que está ocurriendo en el nivel de la mente. Esa es la verdadera razón por la que sientes todas las cosas que sientes cuando te grita tu supervisor, no estás sino experimentando los efectos de una elección que identificarte con el sistema de pensamiento del ego que has hecho en la mente, en lugar de haber elegido identificarte con el amor del Espíritu Santo. Es cierto que la meta que en última instancia tiene el Curso es la de enseñarnos a percibir únicamente una petición de amor o una expresión de amor, pero ése es el final del proceso, mientras tanto, es importante ser honesto acerca de lo que sientes, sin hacer juicios al respecto y sin intentar ponerte a ti mismo en un estado mental con el cual aún no te identificas por completo. El Curso no nos está pidiendo que nos comportemos de una manera que no sea la normal respecto al nivel en el que nosotros mismos creamos estar. Los sentimientos que tienes durante el ataque de tu supervisor son ciertamente los normales. Mientras sientas que los tienes, no deben ser ignorados, negados, o juzgados. Esto no quiere decir que no tengas que estar dispuesto a repasarlos cuando estés estudiando el Curso, para que puedas aprender cómo se aplican sus principios a esta situación. Es muy importante, sin embargo, no descartar ni minimizar tus sentimientos. Éstos son justamente los indicativos de que lo que dice el Curso es cierto ---que tenemos un apego enorme a nuestra identidad como cuerpo. No es en absoluto un pecado, es simplemente un error con respecto a nuestra identidad y necesita corrección por parte del Espíritu Santo. Nuestra función consiste en reconocer que todas estas emociones que tenemos cuando se nos ataca, independientemente de lo normales o justificadas que aparenten estar, todas ellas provienen de dicha confusión de identidad. Es posible pedir ayuda mientras se presenta el ataque. La ayuda que te gustaría tener es sentirte bien y no ser atacado. No obstante, la ayuda que en verdad necesitas es aprender a interpretar la experiencia de otra manera: “No se te está forzando a ello, sino que simplemente esperas lograr lo que quieres. Por tanto, puedes decir con perfecta honestidad: Quiero ver esto de otra manera” (T.30.I.11:2,3,4). Es importante tener en cuenta, tal y cómo se nos dice en los comienzos del libro de ejercicios que: “Nunca estoy disgustado por la razón que creo” (W.pI.5). Incluso si no eres capaz de creer esto durante el ataque, el recordar pedir ayuda trayendo a tu conciencia al menos uno de estos pensamiento mientras estás siendo atacado, te pone en contacto con la parte de tu mente que sí lo cree. Este es el comienzo del proceso del perdón, y es un paso verdaderamente importante, aunque no lo parezca.

Al principio seguramente logres recordar estas ideas después de mucho tiempo en que el ataque haya tenido lugar y que te encuentres verdaderamente enfadado. Eso no importa, si estás de verdad dispuesto y te mantienes firme en tu propósito de recordar, el tiempo que pase entre el ataque y tu recuerdo de esas ideas poco a poco disminuirá. No es tu papel intentar pensar o sentir de manera diferente ni tampoco el de ayudar a tu supervisor o a ti mismo de cualquier forma que pudiera provenir del Espíritu Santo. Con Su ayuda, tu manera de pensar irá cambiando gradualmente, y poco a poco no te enfadarás de la misma manera por un ataque. Hasta entonces, es importante que no te juzgues a ti mismo de ninguna forma cuando estés alterado, ni por olvidarte de pedir ayuda ni por cualquier reacción que pudieras tener a los ataques. Lo único que se requiere es tu honestidad y tu pequeña dosis de buena voluntad. Podría ser de utilidad que releyeras las instrucciones que vienen en la introducción al libro de ejercicios (W.in.8,9).

Como respuesta a la segunda parte de tu pregunta, es importante recordar que puesto que el mundo fue fabricado como un ataque contra Dios, se encuentra repleto de conflicto, dolor  y cosas “malas”.  Un Curso de Milagros no es un programa de estudios para aprender a controlar la forma de nuestras vidas y de nuestro entorno con la finalidad de evitarnos el sufrimiento. La meta del Curso es entrenar nuestras mentes “...de forma sistemática a tener una percepción diferente de todas las cosas y de todo el mundo” (W.in.4:1). Estamos aprendiendo a interpretarnos a nosotros mismos, a nuestras experiencias y a todas nuestras relaciones de una manera diferente. Las cosas “malas” están predestinadas a ocurrir en este mundo ya que es una fabricación del ego como “...un lugar donde Dios no pudiera entrar” (W.pII.3.2:4). Como estudiantes del Curso, nuestra meta no es que lleguemos a tener una vida sin dificultades de ningún tipo, sino que lleguemos a aprender que dichas dificultades no tienen el poder de arrebatarnos nuestra paz. En el aula de clases del Espíritu Santo, esas dificultades se vuelven oportunidades donde podemos reconocer nuestra percepción errónea acerca de quien somos, de forma tal que podamos pedir ---y estemos en disposición de aceptar--- una nueva manera de percibir. Este proceso de aprendizaje es la manera como llegaremos a recordar que, de hecho, ya nos encontramos en nuestro hogar.

Para decirlo nuevamente, el Curso está dirigido a la mente. Cuando el Curso nos dice que las figuras en el sueño están actuando según nuestra propia culpa proyectada, es debido a que todo en el sueño refleja una decisión que ha llevado a cabo la mente de identificarse o bien con el ego o bien con el Espíritu Santo. Las figuras en el sueño hablan y actúan según lo que queremos oír y ver, tal y como lo hacen las figuras en nuestros sueños nocturnos. Ellas nos permiten saber la elección que la mente ha llevado a cabo en favor de nuestros intereses compartidos o separados. Tu no eres responsable de tener un supervisor que te ataca. Tu eres responsable de la elección que ha hecho tu mente de identificarte con un cuerpo que parece vulnerable al ataque. También eres responsable de todos los pasos que das practicando el Curso que te permiten aprender de manera gradual, gentil y paciente, que no eres un cuerpo con intereses separados.

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