miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: ¿Cómo puedo aplicar los principios del Curso si tengo unos impulsos sexuales abrumadores?

Pregunta#697: He leído tus respuestas acerca de los impulsos sexuales y las relaciones especiales. Aunque entiendo la metafísica de Un Curso de Milagros, a veces encuentro que mis impulsos sexuales son abrumadores y, a pesar de estar casado y tener hijos, a veces llego al punto de solicitar los servicios de prostitutas. Intento no hacer un gran problema de esto pero es así como me he visto cometiendo el mismo error una y otra vez. Yo distingo lo que está bien de lo que está mal, y en esos oscuros momentos le pido ayuda al Espíritu Santo, pero imagino que elijo no escucharle y hacer lo que me place. ¿Cómo puedo destetarme a mi mismo de ésta situación puesto que disfruto lo que hago ---el subidón de adrenalina y la culpa secreta? Yo trato a esas chicas con respeto y dignidad ---todo un oxímoron--- a la vez que las utilizo como objetos de placer en un último análisis. ¿Cómo puedo aplicar los principios del Curso en este problema en concreto?

Respuesta: El mundo ha hecho una distinción entre las formas socialmente aceptables de utilizar a otros y las no socialmente aceptables, clasificando éstas últimas como erróneas, pecaminosas e incluso criminales. Esto es lo que nos permite pensar que la culpa está únicamente asociada con algunas formas de utilizar a otros, pero no con otras formas. El propósito del Curso es ayudarnos a ver que todas las decisiones basadas en el ego para satisfacer nuestras necesidades a costa de otros,  es lo que nos causa dolor y refuerza nuestra culpa. Si en realidad pudiéramos ver la conexión existente entre el pensamiento de separación que se encuentra implícito en los intereses egoístas y el dolor que le sigue a dicho pensamiento, aprenderíamos muy pronto a elegir en contra del ego. No obstante, todavía creemos que ciertas elecciones del ego nos traerán más placer que dolor.

El ego quiere que pensemos acerca de nuestras acciones y comportamiento en los términos moralistas de correcto o errado, bueno o malo y que la culpa siempre acompaña a nuestras acciones malas o erradas. Jesús, en cambio,  nos está alentando a que consideremos nuestros pensamientos y decisiones como  útiles o dañinas, sabias o tontas, y que la consecuencia de las elecciones tontas y dañinas sea un dolor innecesario en lugar de culpa (revisar la pregunta #637 para una elaboración en profundidad del enfoque que hace el Curso en el pensamiento y no en el comportamiento).
Así que en lugar de pensar de que sabes lo que es correcto y lo que es erróneo en la situación que describes, y de que continúas haciendo lo equivocado, sería de mucha más ayuda que consideres que simplemente estás tomando la elección más estúpida y dañina. Pero no simplemente cuando elijas acudir a las prostitutas, sino cada vez que decidas sobreponer tus necesidades a las de otros, independientemente de que se trate de tu familia o de alguna otra persona. Por supuesto que algunas acciones acarrean el riesgo de tener  consecuencias negativas (en los términos del mundo) mucho mayores que otras, lo cual es una maniobra dentro del esquema del ego y su insistencia de que existe una jerarquía de ilusiones (T.23.II.2:3; T.26.VII.6:5). Pero toda culpa es siempre la misma y,  no proviene de lo que hagamos con nuestros cuerpos, sino únicamente de lo que pensamos con nuestra mente.

Buscar satisfacción sexual fuera de tu matrimonio no es la causa de la culpa en tu mente sino un efecto. Y su propósito es ---propósito que mantienes oculto de ti--- el de distraerte y no tener entonces que reconocer dónde reside el problema real: en la elección que has tomado de separarte del amor. No obstante, ésta es la decisión que nos lleva a todos a creer que necesitamos buscar satisfacción fuera de nosotros mismos, en momentos de arrebatos de placer, donde el ego nos seduce para ver esos momentos más placenteros sencillamente porque son robados. Y este razonamiento pueril es lo que yace en los cimientos del sistema de pensamiento del ego, predicado de esa forma y sustentado por la creencia de que las migajas de “amor” que pudimos robarle a Dios son mejores el Amor completo y total que Dios nos ofrece libremente (T.1.V.3:3).
Mencionaste tu intento de no hacer de tus infidelidades un gran problema, pero el problema es que en tu propia mente, ya son un gran problema. Y el objetivo no consiste en ser capaz de continuar haciendo actividades dañinas sin hacer un gran problema de ello, sino en llegar a el reconocimiento de que ellas no son en realidad el problema y que, continuar sintiendo culpa acerca de las acciones externas, es una garantía de que jamás atiendas el problema interno subyacente ni que lo puedas  ver de manera diferente. Es cierto que, como egos, somos egoístas y estamos interesados únicamente en que nuestras propias necesidades sean satisfechas a expensas de las de otros. Esta es simplemente la naturaleza del sistema de pensamiento del ego. Pero a pesar del egoísmo que se encuentra en sus mismas raíces, lo que Jesús nos está pidiendo es que reconozcamos que eso no es un pecado, no es algo malo. Puede ser dañino, doloroso y cruel, tanto para nosotros como para otros en nuestra vida. Pero no es un pecado. Es nuestra creencia de que es un pecado y no simplemente un error lo que nos mantiene prisioneros en la repetición de cualquier patrón auto-destructivo. Si en lugar de  la culpa que le estamos imponiendo a nuestras decisiones, le dedicáramos un examen atento y libre de prejuicios a lo que estamos eligiendo, viéndolo únicamente como un error y no como un pecado, nos sería mucho más fácil el elegir un nuevo Maestro en nuestra mente (T.19.III.1,2,3). Y entonces de manera natural le seguiría el comportamiento más útil y amable posible.

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