Pregunta#596:
Me experimento a mi mismo como una víctima de decisiones inconscientes
tomadas en la mente, ya que definitivamente no elijo conscientemente las
cosas malas. Si no tengo contacto con esta mente inconsciente que está
tomando las decisiones, ¿cómo puedo hacerme responsable de lo que me
sucede en el mundo? Si me experimento a mi mismo como un cuerpo en el
mundo, no como una mente, ¿cómo puedo mirar con Jesús algo en mi mente?
Respuesta:
Es difícil aceptar que hay una parte de nosotros, de la cual no somos
conscientes, que es la fuente de lo que sentimos y de lo que hacemos en
el mundo. No obstante, Freud nos legó esta enseñanza hace muchos, muchos
años. Esto es lo que Jesús nos explica en su curso de muchas maneras
diferentes. De hecho, podríamos incluso decir que esto es uno de los
aspectos más importantes del curso en cuanto a programa de entrenamiento
mental. Las lecciones en el libro de ejercicios, especialmente en la
primera parte, están diseñadas para ayudarnos a entrar en contacto con
esta parte de nuestras mentes. La lección 5, por ejemplo, dice que nunca
estamos enfadados por la razón que creemos (W.pI.5). Esto quiere decir
que suceden cosas en nuestro interior más allá de lo que somos
conscientes. También a los comienzos del texto, Jesús nos dice que si no
nos estamos sintiendo en paz, “tenemos que haber decidido
equivocadamente” (T.5.VII.6:7) ---Jesús está hablando acerca de la
decisión de rechazar a la verdad que profundamente dentro de nuestras
mentes estamos tomando.
En
sus enseñanzas, Jesús nos deja muy claro que la razón por la que ésta
parte de nuestra mente permanece inconsciente es porque deliberadamente
la hemos disociado de nuestra consciencia y, así, no tenemos que lidiar
con toda la culpa y el miedo que nosotros pensamos se encuentra allí, lo
cual ---y esto es lo que creemos--- ciertamente nos llevaría a la
destrucción. El ego nos ha convencido que estaríamos mucho mejor si
abandonásemos la mente y, siguiendo su consejo, nos convencimos a
nosotros mismos de ser simplemente cuerpos y no mentes. Pero en realidad
somos mentes eligiendo creer que no somos mentes! El propósito del
Curso, por consiguiente, es en primer lugar ayudarnos a darnos cuenta de
lo que ha sucedido y, entonces, ayudarnos a que retomemos el poder de
elección en nuestras mentes para que en algún momento rectifiquemos
nuestra elección de creer en el ego en lugar del Espíritu Santo. Es
entonces cuando estaremos en paz por completo.
Lo
que necesitamos para alcanzar esta meta es considerar todo en nuestras
vidas como un reflejo de las decisiones que estamos haciendo en nuestras
mentes ya que tal y como Jesús nos dice, el mundo “es el testimonio de
tu estado mental, la imagen externa de una condición interna”
(T.21.in.5). Entonces, nuestras vidas, adquieren un nuevo significado a
medida que cambiamos el foco de atención de las circunstancias externas
al estado interno del cual son reflejo. A medida que vemos más y más a
nuestras vidas de ésta manera (como aulas de clase), iremos gradualmente
permitiéndonos volver a estar en contacto con nuestras mentes. No
obstante, necesitamos la ayuda de Jesús o del Espíritu Santo en esto,
debido al miedo que todos tenemos de mirar dentro (T.21.IV).
Afortunadamente, el proceso de sanación no es complicado, ya que
únicamente existen sólo dos opciones entre las que podemos escoger:
continuar creyendo en la realidad de la separación o permitir el
deshacimiento de esa creencia y aceptar nuevamente la verdad de nuestra
unicidad como el Hijo de Dios. Cada una de las cosas que hacemos o
sentimos en el mundo refleja una de estas alternativas.
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