miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: ¿Cómo podemos saber si en realidad hemos perdonado?

Pregunta#1382: Cómo sabemos en realidad que hemos perdonado a otros o a una situación y cómo es que realmente se puede hacer? Lo repetimos de palabra como un mantra, ‘te perdono,’ hasta que comencemos a sentir que en realidad queremos hacerlo? Por ejemplo, Estoy intentando perdonar a mi empresa y a las condiciones insufribles de vida y de trabajo que tengo que soportar. La vida en un presunto cuerpo es ya suficientemente dura sin tomar en cuenta las dificultades adicionales de aceptar las condiciones de vida que se encuentran por debajo de los estándares mínimos, como en algunos países del tercer mundo. Yo le pido guía al Espíritu Santo, pero es una petición que se enfoque en la supervivencia y las condiciones materiales algo muy burdo? Cómo puedo además estar seguro que es el Espíritu Santo quien responde y no mis preferencias personales?


Respuesta: No hay nada en un Curso de Milagros, o en sus enseñanzas de perdón, que recomiende permanecer en situaciones que te hacen sentir miserable o que amenacen con tu salud o tu bienestar. Esto no es el enfoque gentil que provee el Curso para fomentar la espiritualidad. Mientras creamos que somos un cuerpo, es muy natural el querer vivir y trabajar en condiciones que llenen nuestras expectativas personales de vida y no es incorrecto, o espiritualmente desacertado, el pensar acerca de eso. Negar nuestras necesidades corporales o psicológicas es algo que Jesús muy cuidadosamente nos pide que no hagamos (T.2.IV.3:8-11). El camino del Curso es un camino gentil, que sale a nuestro encuentro precisamente donde creemos estar.

El perdón no puede alcanzarse forzándote a ti mismo a que creas en algo que realmente no crees, o que hagas algo que realmente no quieres hacer. Todos tenemos mentes divididas, lo cual significa que una parte de nosotros quiere en realidad aprender este curso, mientras que la otra parte se resiste con uñas y dientes. Pero de nuevo, este es un camino gentil, por consiguiente, pone su enfoque en nuestra “dosis de pequeña voluntad” para hacer lo que se nos pide que hagamos. Así que en lugar de repetir de boca palabras que esperamos sean algún día algo más que palabras, sería de mucha más ayuda reconocer cuánto no quieres perdonar a tu empresa y cuán dispuesto estás a responsabilizarla de tu miseria, sintiéndote perfectamente justificado cuando lo haces. Esto es más honesto.

Entonces puedes simplemente mirar la dinámica del ego sin juzgarte a ti mismo por ella, sabiendo de antemano que Jesús tampoco te juzga por eso. El Amor nunca juzga. En algún momento te darás cuenta  que tus juicios acerca de tu empresa te impedían estar en paz  y que no vale la pena continuar haciéndolo. Llegarás a darte cuenta entonces de que “tiene que haber otra manera.” Esto no quiere decir ---vamos a repetirlo--- que te tienes que quedar en una determinada situación hasta que perdones. La misma lección aparecerá en otras circunstancias, de eso puedes estar seguro, así que no le hagas caso a la voz del ego que te dice que tengas miedo de perder la única oportunidad que tienes de deshacerte de él.

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