Pregunta#242:
Me encuentro confundido con el uso que hace el Curso del término
“condiciones.” Se nos dice que no pidamos ayuda para liberarnos del
miedo sino que más bien, pidamos ayuda para “cambiar las condiciones que
lo suscitaron.” Podría decirse que es de igual forma apropiado pedir
ayuda en suscitar “condiciones adecuadas de aprendizaje”… pedir ayuda en
suscitar “condiciones para la paz”… “condiciones para el amor”? etc. Yo
asumo que se está hablando de las condiciones en la mente.
Respuesta:
Si, el término “condiciones” siempre se refiere a una elección hecha en
nuestra mente, la cual es el origen de nuestra pérdida de paz, al no
estar conscientes entonces de la presencia del amor. El punto al cuál te
refieres (T-2.VI.4) tiene que ver con el hincapié que le hacía Jesús a
Helen ( y a todos nosotros) a que aprendamos a tomar responsabilidad por
nuestros pensamientos y sentimientos, con el fin de que podamos estar
nuevamente en contacto con el poder de elegir que tiene nuestra mente.
Esencialmente lo que hemos elegido es reprimir ese poder y percibirnos a
nosotros mismos como entes “sin mente” cuando optamos por servir al
sistema de pensamiento del ego. Lo que Jesús nos está diciendo aquí es
que a la larga, no nos será de mucha ayuda si Él simplemente elimina el
miedo que podamos sentir sin que podamos aprender que la razón por la
que ese miedo sigue presente, es únicamente debido a nuestra elección
de preferir la separación a la unicidad (las condiciones que nos llevan
al miedo). Jesús nos dice unos párrafos más adelante: “Puede que todavía
te quejes de que tienes miedo, pero aun así sigues atemorizándote a ti
mismo. He indicado ya que no puedes pedirme que te libere del miedo. Yo
sé que no existe, pero tú no. Si me interpusiese entre tus pensamientos y
sus resultados, estaría interfiriendo en la ley básica de causa y
efecto: la ley más fundamental que existe. De nada te serviría el que yo
menospreciase el poder de tu pensamiento. Ello se opondría directamente
al propósito de este curso. Es mucho más eficaz que te recuerde que no
ejerces suficiente vigilancia con respecto a tus pensamientos.
(T.2.VII.1:2,3,4,5,6,7).
Así
que Jesús está enfatizando la importancia de vigilar atentamente
nuestros pensamientos, tema que se repite una y otra vez en el libro de
ejercicios. En eso es lo que Jesús nos quiere ayudar: En mirar a cuan
atraídos estamos a mantenernos a nosotros mismos separados y
especiales, que tan tentados estamos de percibir a otros como pecadores y
a nosotros como víctimas inocentes. Estas son las condiciones que
originan nuestro miedo y nuestra pérdida de paz, etc.
Por
consiguiente, es muy apropiado pedir por ayuda en que se susciten las
condiciones que facilitarían nuestro aprendizaje, y que acarrearían paz,
amor etc. Si estuviésemos dispuestos a mirar con Jesús todos nuestros
pensamientos de ego y dejarlos ir, la culpa y el miedo desaparecerían
para siempre, y el amor que se había sido bloqueado por nuestro miedo
sería nuestra realidad permanente. Todo miedo y culpa residen en nuestra
disposición de escoger en contra del amor de Jesús y a favor del ego,
lo cual nos asegura nuestra existencia como individuos separados.
Finalmente,
si le pedimos ayuda a Jesús para mirar a nuestra elección de mantenerle
alejado, hemos ya dado comienzo al proceso de corregir esa elección.
Esa es la clase de ayuda que más nos va a beneficiar.
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