martes, 5 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: El ego oscila entre la sospecha y la perversidad del ataque

Pregunta#118: Mis preguntas surgen de mi aparente experiencia de “represalias” de mi ego, que inevitablemente surgen de las veces que he sinceramente intentado mirar a mi ego y pedir corrección. Las formas específicas que toman pueden ser lo suficientemente graves como para inhabilitarme física y mentalmente. ¿Debemos esperar que esto ocurra?

Yo sé que el Curso comenta acerca de la oscilación del ego “entre la sospecha y la perversidad” inclinándose al ensañamiento si intento buscar alivio de él, ofreciéndome entonces “la ilusión de ataque como una solución” (T.9.VIII.2:7,9,10). Por lo tanto, si mi ego me ofrece la “ilusión de ataque,” ya me he salido de la trampa. Yo no he realmente elegido el ataque y no soy responsable de por el ataque ---ya que mi ego me lo ha hecho. Pero en realidad no creo esto en lo absoluto. Pienso que la parte de mi mente que toma decisiones está eligiendo atacar para proteger mi identificación con el ego ---mi identidad separada y especial--- y que las cosas irán de mal en peor si sigo yendo en su contra. En esos momentos no hay manera en la que puedo mirar a mi ego y simplemente sonreírle. Simplemente tengo que retirarme. Te estaría muy agradecido por tus respuestas y comentarios.


Respuesta: Sí, estás en lo cierto ---el ego no tiene poder para atacarte salvo el que tú le concedes. Jesús aclara esto en los comienzos del texto: “Lo único que le confiere al ego poder sobre ti es la lealtad que le guardas. Me he referido al ego como si fuera una entidad separada que actúa por su cuenta. Esto ha sido necesario para persuadirte de que no puedes descartarlo a la ligera y de que tienes que darte cuenta de cuán extensa es la parte de tu pensamiento que él controla. Sin embargo, no nos podemos detener ahí, pues, de lo contrario, no podrías sino pensar que mientras estés aquí, o mientras creas estar aquí, estarás en conflicto. El ego no es más que una parte de lo que crees acerca de ti” (T.4.VI.1:2,3,4,5,6).

Tal y como indica el pasaje que citas, el auto-ataque es bastante frecuente cuando buscamos alivio del ego. Y eso es un reflejo de nuestro miedo de aceptar el amor ilimitado en el cual, el ser que creemos ser, no tiene significado, tal como sugieres.

Por lo que tu pregunta es en realidad, ¿qué puede hacerse ahora, sabiendo que nuestro miedo es todavía muy grande? La parte de nosotros que aún permanece identificada con el ego no quiere que tomemos ni el más mínimo paso en la dirección del perdón y de la sanación y lo impediría si pudiera. Cualquier cosa que incremente nuestro miedo en lugar de reducirlo, le es útil al propósito del ego. Por esta razón Jesús nos aconseja que, si nuestra resistencia es fuerte, no deberíamos luchar contra nosotros mismos ya que aún no estaríamos preparados (T.30.I.1:6,7). Lo más bondadoso y amoroso que podemos entonces hacer es ser pacientes y amables con nosotros mismos ---no hay ninguna urgencia en cuanto al proceso del perdón. Podríamos no encontrarnos preparados aún para llevarle a Jesús la oscuridad de nuestro ego, pero al menos podemos llevarle nuestro miedo, reconociendo que necesitamos su ayuda. Y si Jesús fuera parte del problema, podemos usar el símbolo menos amenazador del Espíritu Santo o cualquier otro símbolo del amor con el que nos sintamos familiarizados y consolados.

Lo que realmente importa es que desarrolles una conciencia de la presencia amorosa y no condenatoria dentro de tu mente, a la que le permitas acompañarte a mirar a las tinieblas de tu ego. Si miras a tu ego tu solo, seguramente terminarás aterrado. Pero si lo observas con el amor a tu lado, la aparente seriedad de lo que estás destapando se disipará gradualmente. Y entonces serás capaz de sonreírle.

Link al original aquí.