miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: Estoy en conflicto ya que una relación especial me mantiene alejado de una relación con Dios

Pregunta#519: Soy consciente de que mi relación especial se está interponiendo en mi relación con Dios y yo sé que tengo que “realmente” desear mi relación con Dios más que la relación especial. Me puedes dar algunas sugerencias de cómo lidiar con los momentos de crisis cuando no parezco pensar claramente? 

Respuesta: Lo primero a reconocer es que esto no es una situación de 'lo uno o lo otro.' Es el ego quien nos dice que tenemos que renunciar o sacrificar nuestras relaciones especiales, como si tuviésemos que apaciguar la necesidad de Dios de que no interpongamos falsos dioses ante Él. Esto es simplemente la necedad del ego. Un Curso de Milagros es muy claro al respecto, no tenemos que renunciar a nuestras relaciones sino a el propósito que les hemos asignado (por ejemplo ver T.17.IV.2:3,4,5,6,7; T.21.III.6).

Lo segundo a recordar es que no es un pecado desear mas una relación especial que a Dios. Jesús nos diría que sencillamente es una tontería, ya que estaríamos renunciando a Todo por una migaja de la nada. Pero no hay causa para los sentimientos de pecado y culpa, tal como el ego nuevamente haría que creyéramos.

En tercer lugar ---y quizás lo más importante--- no te olvides que es a través de nuestras relaciones con nuestros hermanos como de hecho encontramos a Dios (por ejemplo, T.4.VI.7,8; T.19.IV.D.11). Los medios que el Curso nos enseña para encontrar a Dios se basan en la práctica del perdón en nuestras relaciones especiales, lo cual nos permite que las podamos experimentar como santas (T.18.VII.5:1,2,3). Si ya fuesen santas, no necesitaríamos perdonarlas. Y si tuviéramos que renunciar a ellas, no tendríamos un aula en donde podamos aprender las lecciones del perdón del Espíritu Santo. Tal y como Jesús nos recuerda, “La única reacción apropiada hacia un hermano es apreciarlo. Debes estarle agradecido tanto por sus pensamientos de amor como por sus peticiones de ayuda, pues ambas cosas, si las percibes correctamente, son capaces de traer amor a tu consciencia. Toda sensación de esfuerzo, procede de tus intentos de no hacer simplemente eso. ¡Cuán simple es, entonces, el plan de Dios para la salvación!” (T.12.I.6:1,2,3,4).


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