miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: He estado trabajando realmente duro en mi espiritualidad en los últimos 20 años, pero mi vida va de mal en peor

Pregunta#1065: Comencé a trabajar en mi espiritualidad duramente hará unos 20 años y he usado el Curso en los últimos diez. Pensé que el hecho de que mi vida mejorara yendo de una dificultad extrema, dolor y privaciones a una vida de significativas mejoras quería decir que yo estaba en el camino correcto. Todo acabó seis años atrás cuando perdí el único trabajo realmente bueno que he tenido en mi vida debido a una reducción de costes. Desde entonces, he tenido tres períodos muy largos de desempleo en medio de dos trabajos espantosos que también fueron suprimidos.
Estos seis años han sido para mi una verdadera “noche oscura del alma” y he tenido que confrontar algunas cosas aún mas horribles y soterradas acerca de mi al darme cuenta de que estaban ahí. Mi culpa parece ser tan vasta y mi ego aparenta ser realmente perverso. A pesar de mis intentos de tener una relación con Jesús, yo siento que no he recibido ayuda alguna de su parte ni tampoco de nadie más.

Si bien me he dado cuenta de que no debería esperar ninguna manifestación externa de mi trabajo espiritual, también sé que necesito ser capaz de mantenerme a mí mismo financieramente. Yo daría cualquier cosa con tal de entender qué ha sucedido dentro de mi mismo para que mis circunstancias cambiaran tan abruptamente. Siento que he hecho lo mejor que he podido para ayudarme a mi mismo, pero termino sintiéndome como a merced de algo sobre lo cual no tengo control.
¿Qué es lo que se requiere para ponerle un punto final a las circunstancias extremas originadas por (según lo que supongo) la inversión que mi ego tiene en la victimización y el martirio? No tengo la sensación de estar “yo” eligiendo esas circunstancias para mi mismo y, sin embargo, estoy forzado a lidiar con las consecuencias. ¿Es en realidad suficiente el simplemente decir “oh, esto es solo  obra de mi ego actuando y causando problemas,”  y entonces sencillamente hacer lo mejor que pueda para sentirme en paz? Por favor, indícame de manera específica, paso a paso, cuáles deberían ser mis pensamientos.

¿Es cierto de alguna forma que los sentimientos de inutilidad son transmitidos al universo como una invitación para el maltrato (con el propósito de hacer más intensa la culpa)? ¿En qué concepto, idea o lección del Curso podría enfocarme que fuese más relevante para mi en estos momentos? ¿Cómo puedo convencerme a mi mismo que Jesús se preocupa, aún cuando no veo ninguna razón que me haga pensar o que sí lo hace o que debería tener fe en él?
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Respuesta: No hay en realidad ninguna respuesta satisfactoria a este nivel que pueda explicar el porqué nuestras vidas se desarrollan de las formas específicas que lo hacen. Por lo que buscar causas específicas dentro de nuestros pensamientos tales como “la inversión que tiene el ego en la victimización y el martirio” sólo sirve para reforzar nuestros sentimientos de culpa, tal y como ahora estás experimentando. El Curso no tiene ninguna prescripción acerca de cambiar nuestras circunstancias de vida. En lugar de eso, nos ofrece una manera diferente de percibir o interpretar los eventos de nuestra vida, cualesquiera que sean, lo cual nos permitirá sentirnos cada vez más en paz y en algún momento podamos desidentificarnos del ser que hemos creído que somos. Tal y como dice Jesús a los comienzos del texto, “¿De qué otra forma puedes encontrar dicha en un lugar desdichado, excepto dándote cuenta de que no estás en él?” ( T.6.II.6:1).

Tienes razón cuando dices que el ser que crees que eres no es el que está tomando las decisiones acerca de lo que sucederá en tu vida. Si bien pudiera parecer a veces que hay cierta correlación entre nuestros pensamientos conscientes y nuestras circunstancias externas, dicha correspondencia no es consistente ni predecible. Y al creer que debería existir alguna congruencia, como por ejemplo cuando crees que tu situación aparentaba mejorar a medida que integrabas esas diversas enseñanzas espirituales en tu vida, podrías estar participando en un verdadero complot del ego, como pudiste luego darte cuenta. Sin embargo, no somos las víctimas de alguna mente poderosa sobre la cual no tenemos control. Sencillamente aparenta ser así, a causa de nuestro propio miedo de aceptar nuestra  responsabilidad por el ego, que la parte de nuestra mente que está tomando decisiones es en general inconsciente para la mayoría de nosotros, salvo por instantes realmente breves (W.pI.136.3,4,5). Así que es muy poco probable que lleguemos a entender todo lo concerniente cuando se trata de determinar nuestras experiencias específicas como cuerpos en el mundo y tampoco es necesario. Por lo que acusarnos  y arrojarnos más culpa a nosotros mismos por lo que juzgamos son nuestras difíciles circunstancias de vida es a la vez algo erróneo y contraproducente. Deberías dejar de hacerlo ahora mismo!

La suposición de que nuestros sentimientos de inutilidad son una invitación a ser maltratado por el universo podrá formar parte de otras enseñanzas espirituales, pero no pertenece al Curso. El Curso te diría que nosotros creemos que la culpa reclama castigo (T.26.VII.3:1,2) y entonces buscamos sufrir con el propósito de expiar por nuestro pecado, pero el sufrimiento es siempre el resultado de nuestra elección en favor de la separación llevada a cabo en la mente y no la consecuencia de nada externo. En otras palabras, una mente identificada con la culpa siempre interpretará un evento o situación externa como punitiva, mientras que una mente sanada no identificada con la culpa no verá nada punitivo con respecto a la misma circunstancia externa. Estas dos formas alternativas de ver el mismo evento son claramente contrastadas en la discusión que hace Jesús acerca de la crucifixión (T.6.I). Por consiguiente, es de mucha mayor utilidad pensar que la culpa dicta nuestra interpretación de lo que nos aparenta estar sucediendo en el mundo, en lugar de pensar cuáles han de ser los eventos a un nivel individual.

Habiendo dicho esto, tus circunstancias externas pueden, no obstante, ser usadas por el Espíritu Santo si te permites a ti mismo ver, no las apariencias externas mismas, sino tus reacciones hacia ellas como medio de expresión de tu identificación con el ego en tu mente, y es ahí donde en realidad puedes ejercer verdaderamente tu poder de elegir. Lo que es todo un reto y es verdaderamente difícil para la mayoría de nosotros en este proceso, es que la situación externa podría no cambiar y casi todos deseamos ver cambios “positivos” en nuestras vidas como una prueba de que estamos sanando nuestra mente. No olvidemos que el propósito del Curso es guiarnos a una experiencia de paz cada vez más profunda (T.8.I.1:1,2; T.13.II.7:1), independientemente de lo que pudiera estar sucediendo con nuestros cuerpos.

En cuanto a lo vasto de tu culpa, la percibes así sencillamente porque estás mirando a la culpa con tu ego, el cual necesita verla inmensa y como un asunto muy serio o no podría mantener su propia  existencia en tu mente. El ego no puede tolerar que tu consideres a la culpa como algo tonto e insignificante. Y es ahí donde Jesús puede específicamente ayudarte. Si tienes puestas tus esperanzas en Jesús para que te ayude a recomponer tu vida, seguramente te toparás a la larga con una decepción. Pero si quieres que Jesús te ayude a recordar que tu culpa no es real y que en tu mente ya dispones de lo que necesitas para ser feliz ---que simplemente te encuentras obstaculizándolo y manteniéndolo alejado de tu conciencia--- verás que ahí está siempre dispuesto a prestarte ayuda. Simplemente tienes que pedir.

En cuanto a los pasos específicos que pides, lo primero sería reconocer, cada vez que algo en tus circunstancias de vida parezca estar perturbándote, que el problema reside en que has elegido al ego como tu maestro para que te ayude a interpretar lo que aparenta estarte  sucediendo y que, el único objetivo de la enseñanza del ego, es reforzar la culpa soterrada en tu mente al interpretar la situación que te acontece como un castigo para esa culpa. El próximo paso es reconocer que, si el ego es una elección, ha de haber otro maestro disponible en tu mente y Jesús está simplemente aguardando por tu invitación. Su propósito no será cambiar la situación externa sino ayudarte a mirar a la culpa que has hecho real en tu propia mente y que puedas darte cuenta de su insignificancia. Cuando te encuentras dispuesto a mirar con él, ésa será la ayuda que el te dé  más aún, te ayudará a ver que que la culpa no ha estado nunca ahí. Entonces, cuando regreses a mirar a la situación externa, ya no te encontrarás mirándola a través de los lentes de la culpa y no habrá ninguna necesidad de interpretarla de manera punitiva. Lo que se nos pide no es la fe en la ayuda que Jesús te dará sino la fe en tu propio poder de elección, de que estés dispuesto a mirar a la culpa que has hecho real en tu propia mente y entonces pedir ayuda para ver a través de ella y más allá hacia el amor que ha siempre estado ahí.

Podrías encontrar de utilidad la sección del texto llamada “La Verdadera Alternativa” (T.31.IV) para reflexionar sobre los problemas que ahora confrontas. En un lenguaje muy claro y directo, Jesús comenta acerca de la futilidad de buscar las respuestas en el mundo y nos recuerda a la vez en dónde puede verdaderamente encontrarse la felicidad que estamos buscando.

Link al original aquí.