Pregunta#548:
Esto es una combinación de las preguntas de dos estudiantes: Jesús hizo
muchos milagros mientras estaba aquí en la tierra, tales como resucitar
a los muertos, hacer ver a los ciegos. ¿Podemos nosotros, Hijos de
Dios, hacer igualmente milagros en este mundo? ¿Qué es lo que el Curso
quiere decir cuando menciona que deberíamos ofrecerle milagros a otros?
Respuesta:
Los estudiosos de las escrituras difieren en su entendimiento acerca de
la veracidad histórica de los relatos presentados en los Evangelios en
cuanto a lo que Jesús hizo durante su vida. Sin embargo,
independientemente de la veracidad histórica de los Evangelios, el Curso
nos enseña otro significado para los milagros. A lo que el Curso llama
milagro es a un cambio de mentalidad. Es un curso de milagros
precisamente porque es un curso acerca del cómo aprender a cambiar de
mentalidad y pasar de pensar con el ego a pensar con el Espíritu Santo.
Es un proceso de deshacimiento del ego mediante el aprendizaje de una
nueva perspectiva que revierte los puntos de vista del ego acerca de
todos y de todo. El ego nos dice que somos cuerpos, separados de Dios y
unos de otros, sujetos a cambios a causa de fuerzas externas. El
Espíritu Santo nos dice que somos mentes, uno con nuestro Padre y uno
con otros, sujetos a cambios únicamente mediante el poder de elegir en
nuestra mente. Aceptamos los milagros para nosotros mismos al punto en
el que aceptamos ésta enseñanza y la aplicamos a todos los eventos,
situaciones y experiencias en nuestras vidas. Ofrecemos milagros a otros
en la medida que reconocemos el mismo poder de elegir en sus mentes.
Como Jesús nos dice en el texto: “Acepta el milagro de curación y se
extenderá por razón de lo que es. Su naturaleza es extenderse desde el
instante en el que nace. Y nace en el instante en el que se ofrece y se
recibe. Nadie puede pedirle a otro que sane. Pero puede permitirse a sí
mismo ser sanado, y así ofrecerle al otro lo que él ha recibido”
(T.27.V.1:3, 4, 5, 6, 7).
Otra
extensión de este principio es el proceso del perdón, mediante el cual
reconocemos que nada externo a nuestras mentes puede hacernos sentir
nada positivo ni negativo y, por consiguiente, nadie es responsable de
como nos sentimos. Es esto lo que está diciendo la invitación que Jesús
nos hace: “perdona al Hijo de Dios por lo que él no te ha hecho.” Por lo
tanto, el perdón es el milagro que le ofrecemos a nuestros hermanos. El
reconocer que nuestra experiencia es el resultado de una decisión en
nuestra mente de identificarnos con el ego o con el Espíritu Santo,
todos nuestros hermanos quedan liberados de cualquier acusación y nos
hacemos conscientes de su inocencia. Este el es milagro de la sanación
de la mente, dado y recibido.
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