miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: ¿Porqué si acuso a alguien de atacar, es señal de que yo he atacado?

Preguntas#569: En los comentarios de Kenneth acerca de el texto de Un Curso de Milagros, capítulo 12, el afirma lo siguiente: “Interpretar tu ataque hacia mi como injustificado, secretamente significa que yo sé que está justificado porque te he atacado en mi mente en primer lugar.” Podrías por favor aclarar un poco ésta dinámica?

Respuesta: Cualquier interpretación que haga nuestra mente unida al ego acerca de las circunstancias externas, inevitablemente conlleva también a la creencia en la interpretación opuesta, ya que el sistema de pensamiento del ego es un sistema dualista predicado sobre la creencia en la oposición. Lo que sea que experimentemos conscientemente es sólo la mitad de la “totalidad” de la oposición que el ego ha separado y divido mediante la proyección con el propósito de hacer reales el ataque y las diferencias. Es ésta la razón por la que no reconocemos que las dos mitades son realmente la misma (T.6.II.1,2,3; T.27.II.12,13,14).

Es a causa de la dinámica de la proyección que yo solo puedo ver ataque en ti si lo he visto primero dentro de mi mismo. De hecho, metafísicamente, tu existes únicamente como la proyección de mis pensamientos de ataque para no tener que aceptar yo mismo la responsabilidad por ellos. Mi ira hacia ti debido a tu ataque “injustificado” es simplemente la defensa en contra de la culpa inconsciente sobre mi auto-acusación de que soy yo el atacante, y que merezco entonces castigo y ataque como respuesta. La naturaleza paradójica del sistema de pensamiento del ego es tal que cada vez que protesto enérgicamente en tu contra es siempre una proyección de lo que secretamente he creído acerca de mi mismo ---y siempre es así, no hay excepciones (T.6.in.1). Y ésta es una de las enseñanzas sin concesiones que hace el Curso y que es muy difícil de aceptar por parte de los estudiantes, si no al principio, ciertamente lo es en la práctica.

En realidad, desde la perspectiva del Espíritu Santo, ninguna interpretación del ego ---acerca de ti o acerca de mi mismo--- es cierta. El Espíritu Santo no toma partido por ninguna de las partes, más bien primero nos ayuda a reconocer que las dos mitades son lo mismo ---mi hermano y yo somos uno. Y entonces Él descarta ambas interpretaciones como falsas debido a que están basadas en la falsa premisa de que la separación, las diferencias y el ataque son reales (T.5.VI.10; T22.VI.12,13; T.27.II.15,16). En otras palabras, la “totalidad” de la oposición de el ataque del ego es una ilusión, así que no importa cómo sea diseccionada, nada real ni verdadero puede provenir de allí.

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