miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: ¿Porqué alguien que muere elegiría reencarnar en un cuerpo?

Pregunta#565: Como estudiante de Un Curso de Milagros, mi meta es aceptar la Expiación para mi mismo y vivir por encima del campo de batalla en el mundo real hasta que mi cuerpo deje de funcionar y entonces, existir en unidad con Dios. ¿Tendré en cuenta o seré capaz de influir en los seres queridos quienes quedaron atrás y que aún se consideran a sí mismos como individuos separados viviendo su vida o es esto algo que sencillamente está más allá de lo que ahora podemos comprender? Y que pasa con la gente que muere y que nunca ha escuchado acerca del Curso y/o están completamente avocados a sus cuerpos, vidas, individualidad y separación, ¿pueden ellos seguir rechazando la unidad después de “muertos” y desear regresar en un cuerpo a la “vida”? ¿Es esto una explicación a la reencarnación? O, independientemente de que estudien o no el Curso o de que crean ser individuos separados, ¿serán igualmente uno con Dios de manera automática después de la muerte? Después de ser uno con Dios, ¿porqué desearías estar nuevamente en un cuerpo y reencarnar?!

Respuesta: La manera en la que el Curso considera la muerte es completamente diferente de la manera en la que ordinariamente la vemos y la forma en la que las religiones tradicionales la contemplan. A diferencia de prácticamente todas las tradiciones orientales y occidentales, el Curso nos enseña que no tenemos que esperar a que el cuerpo muera para volvernos uno con Dios ---la muerte del cuerpo no tiene nada que ver conque seamos uno con Dios. Eso es únicamente un asunto acerca de una decisión que se toma en nuestras mentes--- para continuar creyendo que no somos uno con Dios o bien para negar la negación de la verdad. El propósito del milagro es revertir la percepción del ego acerca del cuerpo: que es una entidad real e independiente y que alberga un alma que es liberada con su muerte. El milagro nos ayuda a darnos cuenta de que el cuerpo es un pensamiento que nunca abandona su fuente en la mente y que no hace otra cosa que representar la decisión de la mente (“la imagen externa de una condición interna” [T.21.in.1:5]). El factor fundamental aquí es, por consiguiente, la decisión que tomamos en nuestra mente de ser o no ser como Dios nos ha creado.

Cuando aceptamos la verdad de nuestra unicidad y rechazamos la ilusión de la separación de Dios, nuestras mentes, ahora libres de culpa, se encuentran únicamente guiadas por el amor y eso podría o no resultar en dejar el cuerpo a un lado. La muerte en este estado mental es simplemente una decisión; no hay que esperar a que muera el cuerpo para regresar a nuestro hogar. (Véase por ejemplo el panfleto del Canto de la Oración [S.3.II] para una discusión de la muerte como una elección de la mentalidad recta.) El amor podría requerir al cuerpo como una forma de expresión conveniente para otras mentes aún atemorizadas del amor abstracto. Pero si estuvieses en el mundo real, ya sabrías que el cuerpo no es tu identidad ---estas en completa presencia del amor y el amor está plenamente presente en ti. El cuerpo no tiene nada que ver con eso. Más aún, en el mundo real no existe un tú (como identidad separada) que pueda decidir si ayuda o no a otros que “se han quedado atrás.” La percepción del Espíritu Santo es lo único que existe: El amor está o bien siendo expresado o bien siendo requerido. Y aquellos que hacen la súplica de amor no esperan más que por su propia decisión de aceptar lo que ya se encuentra en ellos.

Finalmente, el preguntar porqué, si eres uno con Dios, desearías de nuevo un cuerpo y elegirías reencarnar, es caer en una de las trampas favoritas del ego, ya que formular la pregunta es asumir que ya ha sucedido antes; y el principio de Expiación es la declaración de la imposibilidad de que eso haya sucedido. Más aún, eso convierte al cuerpo en el enemigo...y por consiguiente le da realidad.

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