Pregunta#665:
¿Qué quiere Un Curso de Milagros decir por “forma” y “contenido”?
¿Cómo puedo saber si estoy experimentando el Amor de Cristo o la
Respuesta del Espíritu Santo? He trabajado con Un Curso de Milagros por
más de 10 años y me encuentro algo frustrado con la falta de progreso.
Ya no se me ocurre nadie ni nada que pueda perdonar. En verdad creo que
soy santo y “veo” la ilusión en la que habito. No obstante, el Cielo se
me escapa. ¿Acaso tenemos que pasar por la muerte física para poder
entonces morar en el Cielo prometido? Estoy en verdad muy interesado en
escuchar cómo están los demás teniendo la experiencia del Amor.
Respuesta: Lo primero que tenemos que entender acerca de forma y contenido, es que ambas forman parte del sueño del Hijo de Dios y que en realidad no existen. La mente del Hijo aparenta estar separada mientras Éste duerme. Esta mente sólo puede tener dos posibles clases de “contenido” o pensamientos: el pensamiento de la separación o el recuerdo de la Unicidad con Dios. Ésta mente solo tiene una actividad: el poder de elegir entre esos dos pensamientos. Una vez que la mente elige cualquiera de ellos, el pensamiento toma forma. La forma podría tratarse de un comportamiento específico, un “pensamiento” o un juicio que exprese el pensamiento original. Tal y como nos dice el Curso en los comienzos del texto, “Todo pensamiento produce forma en algún nivel” (T.2.VI.9:14). Cuando el contenido en la mente es la elección del Espíritu Santo, Quién representa el recuerdo de Dios en la mente, cualquier cosa que se haga (o deje de hacerse) en la forma, será un reflejo de ése Amor. El Amor/contenido será comunicado de alguna forma ya que ha sido elegido. Si el contenido de la mente es la elección en favor de la separación, la mente entonces estará gobernada por el ego; y, por lo tanto, no importa entonces que tan dulce y amorosa pudiera aparentar ser la forma, será siempre un ataque porque expresará la negación de Dios que hace el ego.
Si el
Cielo se nos escapa, entonces no estamos en paz y, si no estamos en paz,
hay oportunidad para el perdón. Tal y como Jesús nos dice en el texto:
“Siempre que no te sientes completamente dichoso es porque has
reaccionado sin amor ante una de las creaciones de Dios” (T.5.VII.5:1).
Esta “carencia de amor” inicial tiene lugar en la mente cuando elegimos
identificarnos con el ego, en lugar de hacerlo con la parte de la mente
que recuerda quiénes somos en verdad (el Hijo inocente de Dios). Esto es
lo que el Curso nos enseña como no ser amorosos con nosotros mismos, al
igual que con todos nuestros hermanos quienes somos el Hijo uno de
Dios, y es esa “carencia de amor” lo que necesita ser perdonada.
El
objetivo de este Curso es enseñarnos a ser conscientes del contenido de
nuestras mentes, para que pueda dicho contenido ser sanado del
pensamiento de separación y podamos entonces hacer otra elección.
Mientras tanto, y dado que nuestras mentes aún no están sanadas, no
debemos ser nosotros quienes determinemos si estamos experimentando o
expresando en verdad el contenido amoroso del Espíritu Santo. No estamos
calificados para evaluar nuestro progreso. Cuando nos sintamos
descorazonados acerca de nuestro progreso, es de mucha utilidad recordar
el siguiente párrafo, que aparece al final del texto: “No
sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me
encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo” (T31.V.17:7). Jesús también nos dice que: “Has
considerado algunos de tus mayores avances como fracasos, y has
evaluado algunos de tus peores retrocesos como grandes triunfos”
(T.18.V.1:6). Esto podría ser tomado como una mala noticia
en un día “bueno” cuando estás pasándotelo “bien” no obstante, nos
libera de la pesada carga de tener que estar evaluándonos. Y en última
instancia, es una muy buena noticia, ya que eso implica que no somos los
miserables pecadores que creemos ser. No necesitamos saber nada, lo que
únicamente necesitamos es estar dispuestos a cumplir nuestra parte:
prestar una atención cuidadosa a cualquier juicio que no sea amoroso,
para que entonces pueda ser sanado, entonces “...Lo que tú eres te
hablará de Sí mismo” (T.31.V.17:9) y ésta será nuestra experiencia
final.
El apego a
nuestro ego es lo que nos mantiene alejados de ser conscientes de que
ya estamos en nuestro hogar con Dios, en el Cielo. Este obstáculo a ser
conscientes de ello no es removido mediante la muerte, se deshace a
través de la sanación de la idea de la separación. Ya que el Curso es en
sí mismo un reflejo de la parte de la mente que abriga el recuerdo del
Amor de Dios, el perdón que enseña el Curso es también una experiencia
de amor. El perdón [elegir al Espíritu Santo] es la sanación de la
percepción de la separación. “Es cierto que no parece que todo pesar no
sea más que una falta de perdón [elegir la separación]. No obstante, eso
es lo que en cada caso se encuentra tras la forma. Esta uniformidad es
lo que hacer que el aprendizaje sea algo seguro, ya que la lección es
tan simple que al final no se puede rechazar” .(L193.4:1,2,3). Aunque no
sean la experiencia definitiva, esos pequeños reflejos del Amor que
tenemos cuando soltamos los juicios contra nosotros o contra otros,
serán lo que nos guiará a ella. Tal y como nos promete Jesús en el
texto: “Te estoy conduciendo a una nueva clase de experiencia que cada
vez estarás menos dispuesto a negar” (T.11.VI.3:6). Nosotros presentamos
una enorme resistencia a ésta sanación, ésa es la razón por la que el
estudio de Un Curso de Milagros es un proceso de por vida. Nuestra
paciencia, persistencia y amable práctica del perdón es lo que nos
guiará a casa.
Link al original: aquí.