miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: ¿Qué significa mirar al ego sin juicio?

Pregunta#642: Estoy intentando entender exactamente lo que se quiere decir con mirar al ego sin juicios. Cuando intento hacer eso, hay dos opciones que aparentan surgir: (1) siento que tengo que ejercer mi voluntad para hacer esto, pero el no juzgar es entonces algo forzado e intelectual, o (2) le dejo al Espíritu Santo que me muestre cómo mirar al ego sin juicio, pero por momentos no he obtenido mucha ayuda por este lado; pues me siento más triste y culpable que antes acerca de lo que mi ego hace. ¿Estoy malentendiendo algo? ¿Estoy simplemente siendo impaciente? ¿Estoy haciendo algo mal? 

Respuesta: Tu experiencia es bastante común entre los estudiantes de Un Curso de Milagros. Independientemente del poco éxito que pudiera parecer que hemos tenido, cada esfuerzo de hacer lo que el Curso nos pide es una expresión de la “pequeña dosis de buena voluntad” (T.26.VII.10:1) y es un paso en la dirección correcta. De hecho, una de las formas en las que podemos mirar al ego sin juicios, es no intentar evaluar nuestros progresos con el Curso. Tal y como se nos dice en el texto, “Has considerado algunos de tus mayores avances como fracasos, y has evaluado algunos de tus peores retrocesos como grandes triunfos” (T.18.V.1:6).

Mirar al ego sin juicios es un proceso que requiere práctica porque no es algo fácil de hacer. La propia vida del ego está basada en un juicio; es decir, en la creencia en que la separación es un pecado real y grave, que nos ha costado nuestra inocencia y nuestra paz y que nunca seremos capaces de recuperarlas. La culpa y el miedo que se originan con éste juicio, dan lugar a todas las travesuras del ego que se experimentan en el mundo en una miríada de formas. Cuando las estratagemas del ego son descubiertas y se reconocen las proyecciones por lo que verdaderamente son, existe una tendencia a sentirnos aún más culpables y abatidos: “...al dejar de echarle la culpa a lo que se encuentra afuera, existe una marcada tendencia a albergarla dentro. Al principio es difícil darse cuenta de que esto es exactamente lo mismo, pues no hay diferencia entre lo que se encuentra adentro y lo que se encuentra afuera” (T.11.IV.4.5,6). Así como la luz es inicialmente dolorosa para el que ha estado ciego, poner al ego al descubierto puede ser doloroso. La resistencia a mirar es una expresión del deseo de que la interpretación que hace el ego de quienes somos es correcta, justo lo opuesto a la identidad que Dios nos ha dado. El juicio, la culpa, la resistencia y la insistencia en tener razón son todas fabricaciones en defensa de la separación. Todas ellas tienen el propósito de lograr hacer la separación real. No es entonces sorprendente lo difícil que es contemplarlas.

El Curso no nos pide que no juzguemos, pero si nos pide que reconozcamos los juicios que emitimos, incluido los juicios que hacemos sobre nosotros mismos por habernos juzgado. Este reconocimiento es un paso importante en el proceso de deshacer la estrategia defensiva del ego, para que con el tiempo podamos entonces hacer otra elección. La disposición para ver el ego en funcionamiento sin llamarlo por otro nombre, ni justificarlo, ni culpar a nadie más por eso, es una manera de no juzgar, a la vez que es una invitación al Espíritu Santo a que transforme nuestra percepción. Al representar Él la parte de nuestra mente que no cree en la mentira de la separación del ego, es entonces Él Quién en realidad puede mirar sin juicios. Reconocer nuestros juicios errados acerca de nosotros mismos y del mundo y estar dispuestos a no decidir por nosotros mismos el significado de nada, es lo que debilita las defensas del ego y nos permite comenzar a escuchar la “apacible y queda Voz” (T.21.V.1:6) diciéndonos que estamos equivocados acerca del “pecado” de la separación. No hay nada externo a nosotros mismos que pueda hacer que esto suceda, ni siquiera mediante un trabajo especial que haga el Espíritu Santo, sólo puede suceder una vez que en nuestras mentes hagamos la elección de decidir en contra de la interpretación del ego. Entonces automáticamente la percepción del Espíritu Santo reemplaza la nuestra.
Ya que nos encontramos en el proceso del deshacimiento de una creencia que en realidad no existe, no tenemos la necesidad de caer presas del pánico; Jesús nos dice muchas veces y de muchas maneras distintas que tenemos que proceder gentilmente durante este proceso. En “Reglas Para Tomar Decisiones”: “No luches contra ti mismo” (T.30.I.1:7) y en el manual para el maestro “...Dios ha enviado Su Juicio [al Espíritu Santo] para reemplazar al tuyo. Con gran ternura, Su Juicio sustituye al tuyo.” (M.11.3:4,5). Para decirlo otra vez, todo lo que se requiere es “la pequeña dosis de buena voluntad” para reconocer que lo que el Espíritu Santo representa es cierto, mientras que los dementes juicios del ego, independientemente de cuán perversos y odiosos pudieran ser, no son ciertos.

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