miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: Si trato de corregir los errores, ¿estoy sencillamente haciéndolos reales?

Pregunta#518: He sido estudiante de Un Curso de Milagros desde hace dos años y recientemente leí un libro titulado Yo Soy David. En el libro, el joven es aprisionado durante meses. Y le pregunta a Dios porqué esto le ha sucedido a él. Luego de un sueño él se despierta y se da cuenta de que es su propio odio hacia otro joven lo que lo ha aprisionado. Así que, como yo entiendo esto, se trata de que Dios le ha mostrado en su sueño la razón de su aprisionamiento. Al despertar, él lo entiende y se disculpa con el joven escribiéndole una carta. Entonces, encuentra una manera de escapar. Sería correcto entender que la lección 198, “Solo mi propia condenación me hace daño” (W.pI.198) está justamente diciendo esto? Cuando me van mal las cosas, yo intento ver dónde he podido hacer esto y entonces corregirlo. Pero cuando hago esto, no estoy haciendo real mis errores? Debería entonces entenderlos, entregárselos al Espíritu Santo y sencillamente no cometerlos de nuevo o debería intentar corregirlos? 

Respuestas: La lección a la que haces referencia nos enseña que nuestra creencia de que en verdad podemos juzgar y condenar a otros o a nosotros mismos, es el problema. La creencia de que podemos legítimamente juzgar y condenar nos hace sentir vulnerables, ya que entonces creeríamos que otros tienen la misma capacidad y que pueden usarla para herirnos. Pero Jesús nos está ayudando a darnos cuenta de que el ataque es en realidad imposible; el ataque no puede ser una parte nuestra tal como Dios nos creó y, por consiguiente, solo puede ser una parte de nuestra existencia ilusoria: “La quietud de tu Ser permanece impasible y no se ve afectada por semejantes pensamientos ni se percata de ninguna condenación que pudiera requerir perdón” (W.pI.198.8:1). Jesús está en realidad hablando de una capa de creencias más profunda en nuestras mentes, la cual puede ser deshecha simplemente mediante el perdón a nosotros mismos por haber alguna vez pensado que podría ser cierta --- es simplemente un pensamiento tonto.

La aplicación diaria de esto contempla que primero reconozcamos la relación de causa y efecto entre nuestros pensamientos que no perdonan (juicios y condenas) y nuestro sufrimiento (ver W.pI.198.9:5) y luego el poder sanador del perdón (9:6). El perdón puede o no extenderse al comportamiento (enmendar cosas en el nivel de la forma). El aspecto importante de este proceso es la percepción de intereses separados conflictivos ---el ver nuestros propios intereses como separados de los intereses de otros. Si ésta percepción no hubiese estado presente en nuestras mentes en primer lugar, el ataque y la condena hubiera sido imposible independientemente de lo que se hubiera hecho en el mundo. Por lo tanto, si llevamos a cabo una corrección en el comportamiento sin una correspondiente corrección en la percepción, nada que tenga verdadero valor resultará de dicho proceso correctivo, a pesar de que las relaciones den la apariencia de haber sido reparadas externamente. No podrán evitarse entonces nuevos brotes si la propia percepción no ha sido corregida. Y esto se hace simplemente llevando los pensamientos no amorosos de separación a la presencia amorosa de Jesús o del Espíritu Santo en nuestras mentes, donde dichos pensamientos se verán insignificantes y sin efecto.

Una última observación. Dices “cuando me van mal las cosas, yo intento ver dónde he podido hacer esto y entonces corregirlo.” Qué quieres decir por “me van mal las cosas”? No está claro. Todas las cosas en la vida de una persona pueden ir mal ---por ejemplo, que te roben, te engañen, perder un trabajo, ser acusado erróneamente etc--- pero esto no significa que esa persona esté abrigando juicios o resentimientos. (La vida de Jesús no tuvo en apariencia una última etapa ideal y sin embargo su mente estaba por completo libre de culpa.) El mundo ha sido fabricado como un lugar donde las cosas vayan mal y los egos pueden ser bastante perversos. Sin embargo, si tu no te percibes a ti mismo como una víctima, entonces no experimentarás sufrimiento. Así que tenemos que ser muy precavidos acerca de juzgar basados simplemente en la forma o en las apariencias externas.

La experiencia de David por consiguiente no debería ser tomada como la norma del perdón. Si eres consciente de haber atacado a otra persona, es siempre mejor pedir guía acerca de lo que resulta mejor para todos los involucrados antes de disculparte. En otras palabras, no des por sentado que una disculpa literal es siempre la mejor expresión de perdón. En otro nivel, la historia de David podría ser también tomada simbólicamente por la necesidad que tiene el Hijo de perdonarse a sí mismo por haberse acusado a si mismo de cometer el “imperdonable” pecado de destruir la Unicidad del Cielo para poder así tener su propia existencia como un individuo. El perdón como se enseña en el Curso es radicalmente diferente de la versión que de él tiene el mundo, la cual siempre ve el perdón como real pero perdonable en ciertas instancias y bajo ciertas condiciones. El concepto de pecado es por completo una invención del ego por lo que, nuestro trabajo interno, está en última instancia encaminado a exponer y soltar esta creencia errónea.

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