Pregunta#605:
Un Curso de Milagros dice que proyectamos lo que no deseamos en otra
persona. Tengo un amigo que es extremadamente inteligente, su prueba de
IQ realizada en Berkeley arrojó 240. Esto es obviamente una cualidad que
cualquiera desearía y no algo que quisiéramos proyectar. Supongo que lo
mismo puede aplicarse a ser millonario. A todo el mundo le gustaría
pero en realidad sólo unos pocos resultan ser millonarios. Esto no tiene
sentido para mi.
Respuesta:
Cuando el Curso nos dice que proyectamos lo que no deseamos, se refiere
de manera específica a la culpa en la mente. El propósito verdadero
---aunque oculto--- del ego que yace tras proyectar la culpa es
mantenerla, a pesar de que nos diga que proyectándola es cómo nos
deshacemos de ella (T.7.VIII.1,2,3; T.13.II.1,2). La otra cara de la
moneda en el juego del ego de la culpa, la cual mantiene la mayor parte
de las veces oculta de nuestra consciencia, es que queremos ser víctimas
puesto que entonces es indudable que la culpa reside fuera de nosotros.
Para poderle dar cumplimiento a este deseo, el ego ha fabricado un
mundo de diferencias, donde cada uno de nosotros se diferencia del otro
de muchísimas maneras, incluyendo en la inteligencia, las posesiones, la
belleza y la salud, solo para nombrar unas pocas.
Si
todos fuéramos completamente idénticos a nivel de la forma, no podría
haber víctimas. Por lo tanto, para el objetivo oculto de nuestro ego es
perfecto que algunos seamos más inteligentes o ricos que otros, puesto
que entonces quienes tenemos menos podemos de alguna manera sentirnos
injustamente dotados por Dios, por nuestros padres o por el destino.
Pero esto no quiere decir que aquellos quienes tienen más no sientan
también la carga de tener una mayor responsabilidad o consciencia o que
se espere de ellos mucho más debido a sus “dones” privilegiados. Esa es
la belleza del juego del ego de las diferencias ---nadie resulta feliz y
todo el mundo, de alguna u otra forma, termina sintiéndose privado y
victimizado.
Es
el propósito de Jesús en todo su Curso ayudarnos a entender las
intenciones encubiertas del ego para que entonces podamos hacer una
elección diferente. Ya que es únicamente nuestra decisión lo que le da
poder al ego (por ejemplo, veamos T.7.VIII.5). Y cuando lleguemos a
entender que estamos renunciando a todo para poder así tener una migaja
de lo que no es nada, Jesús tiene la confianza de que haremos otra
elección.
Link al original aquí.