miércoles, 6 de diciembre de 2017

Preguntas y respuestas Facim: Significado de la regla de oro desde la perspectiva del Curso

Pregunta#467: La regla “Haz con otros lo que te gustaría que ellos hicieran contigo” está considerada el corazón de la moral occidental y uno de los mensajes más importantes de Jesús. Desde la perspectiva de Un Curso de Milagros es un mensaje realmente confuso, considerando que no sabemos cuáles son nuestros mejores intereses cuando nos identificamos con el ego. Existe alguna regla dentro del Curso con la cuál podamos interpretar esta regla de oro?

Respuesta: Existe solamente un lugar en el Curso donde Jesús menciona la Regla de Oro, y eso es en el primer capítulo: “ La regla de Oro es la norma del comportamiento apropiado. Tú no puedes comportarte de manera apropiada a menos de que percibas correctamente. Dado que tú y tu prójimo sois miembros de una misma familia en la que gozáis de igual rango, tal como te percibas a ti mismo y tal como lo percibas a él así te comportarás contigo mismo y con él. Debes mirar desde la perspectiva de tu propia santidad a la santidad de los demás” (T.1.III.6.4,5,6,7).

Tal y como dices, cuando nos identificamos con el ego, no podemos saber lo que más nos conviene a nosotros ni a los demás. Lo que más nos conviene es el perdón y el deshacimiento de la separación, lo cual pertenece al contenido de nuestra mente y no al comportamiento. Por consiguiente, cuando nos observamos a nosotros mismos y a los demás sin juicio y podemos ver que nuestros intereses son comunes y no están en oposición a los de nadie más, es porque hemos elegido en contra de nuestro ego y nos encontramos en nuestra mente recta. Es entonces cuando compartimos la percepción del Espíritu Santo Quien nos ve como el Hijo uno y, por ese instante, al menos, nuestras acciones estarán guiadas únicamente por el amor.

Jesús quiere en realidad que reconozcamos las lamentables consecuencias de que hayamos seguido las enseñanzas del ego acerca de que nuestros juicios y condenas acerca de otros no tienen efecto en nosotros. La corrección de esta falacia se encuentra en el corazón de sus enseñanzas, tal y como por ejemplo podemos ver en estas dos lecciones: “Es únicamente a mí mismo a quien crucifico” (W.pI.197) y “Cuando me curo no soy el único que se cura” (W.pI.137).


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