Pregunta#1257:
Me encuentro sumamente frustrado con mi práctica de Un Curso de
Milagros ya que siento que lo único que quiero es orientación
específica. Yo suplico, suplico y suplico por que se me guíe de forma
específica pero esa orientación no llega. Estoy tan harto y cansado de
escuchar a la gente diciéndome que siga las indicaciones del Espíritu
Santo, porque yo trato pero no escucho nada. A diferencia de muchos
otros, yo estoy dispuesto a aceptar que “no sé” tal como Jesús dice,
pero es que tampoco escucho a menudo una alternativa de lo que creo
saber. Estoy dispuesto a ser el estudiante más obediente de Jesús, pero
¿cómo puedo obedecer si no escucho ninguna respuesta?
Respuesta: Por lo menos permíteme asegurarte que no te encuentras solo en esto, para ver que es así, citemos la declaración que Jesús hace: “Son muy pocos los que pueden oír la Voz de Dios” (M.12.3:3). Por otra parte, hay muchas formas de “escuchar” al Espíritu Santo ---Su orientación puede provenir mediante una idea, un pensamiento amoroso, un sentimiento, un sueño, algo que leas o algo que alguien más diga o haga y así sucesivamente. No es algo limitado a palabras literales o instrucciones.
El
Espíritu Santo, sin embargo, representa el contenido en tu mente recta,
lo cual es esencialmente la corrección del contenido de tu mente errada.
Esto es lo que el Espíritu Santo es y de lo que habla. Somos nosotros
quienes le damos la forma al contenido, lo cual quiere decir que la gran
mayoría de las veces, definimos la naturaleza de la comunicación de
acuerdo a lo que pensamos necesitar. Esta es una limitación muy severa,
pero lo hacemos así únicamente debido al enorme miedo que tenemos de
aceptar el amor puro como nuestra única identidad. El reflejo de este
amor puro se encuentra en nuestra mente recta y es el contenido de
cualquier respuesta que el Espíritu Santo pueda dar, ya que si
aceptáramos ese amor, todas nuestras necesidades se desvanecerían
---tendríamos todo y no desearíamos nada, independientemente de cuáles
sean las circunstancias en nuestras vidas. “¿Puede esto cambiarse por un
insignificante consejillo para un problema de apenas un instante de
duración?” Nos dice Jesús en su discusión acerca de la naturaleza de la
oración (S.1.I.4:6). Sin embargo, él también reconoce que no estamos aún
en ese nivel y por eso continua hablando de la oración y lo compara con
el ascenso por una escalera (S.1.II). Es muy importante notar que Jesús
nunca dice que sea algo equivocado o dañino el pedir por específicos;
él simplemente nos está ayudando a reconocer que nuestras necesidades
provienen de una identidad falsa que hemos aceptado en lugar de la que
nos otorgó nuestro Creador. Por eso si sólo pedimos por específicos sin
tener siquiera en cuenta nuestra única necesidad real, lo que estamos
entonces haciendo es asegurarnos de que nunca tengamos una paz verdadera
e inacabable.
Finalmente,
lo que nos ayuda a simplificar esto no es tanto el “¿Porqué no escucho
la Voz del Espíritu Santo?” sino el, “Porqué no hago lo que Él me dice,
lo cual es perdonar.” El perdón es nuestra única función, y cumplir esa
función es lo que va a traernos la paz y la felicidad que buscamos. Las
lecciones 121 y 122 en el libro de ejercicios son unos magníficos
recordatorios de esto. (W.pI.121, 122).
También podría ser ayuda que revisaras las preguntas #215, #538 y #555, las cuales elaboran sobre los asuntos aquí comentados.
Link al original aquí.