domingo, 14 de enero de 2018

Deshaciendo las sombras



¿Qué es necesario que hagamos para borrar todo pensamiento de pecado de nuestra santa mente?









¡Nada!

Salvo mirar con amabilidad a quien haya sido el objetivo del odio de la culpa que hemos querido desplazar (proyectar) de nuestra mente. El perdón implica llegar a ver que tanto nuestra ira (culpa proyectada) es una fabricación --no es otra cosa que la falsa interpretación del odio del ego de lo que en verdad ha sido la petición de amor de nuestro hermano, que le recuerden que ya ha sido perdonado-- al igual que la propia culpa. 

No somo el Hijo de Dios en la culpa y en el pecado, pero sí lo somos en la santidad y en el amor.

Atrás quedan entonces los discordantes sonidos infernales del ego, reemplazados por la dulce canción del Cielo que limpia nuestros oídos de culpa y nos permite escuchar claramente los latidos del Cielo en nosotros y en toda la Filiación, sin excepciones. El ego y su sistema de pensamiento de separación, pecado y especialismo simplemente han sido vistos sin condena, y la sonrisa susurrada de la Expiación acoge con satisfacción el silencio del Cielo en nuestros corazones, para nunca volver a vagar.

-Ken Wapnick.